miércoles, 25 de agosto de 2010

Real Madrid 2-0 Peñarol... Di María alegró la puesta de largo Merengue

El nuevo Real Madrid del portugués José Mourinho se presentó ante su afición en el Trofeo Santiago Bernabéu, donde demostró encontrarse en pleno proceso de construcción, con numerosos aspectos por pulir, pero esperanzadores gestos de calidad engrandecidos por un bello gol de Di María (2-0). La puesta en largo del Real Madrid ante su afición mostró un equipo a medio hacer, que llega al estreno liguero con mucho trabajo por hacer y las hojas de la libreta de José Mourinho a punto de acabarse repletas de aspectos por mejorar. Sobre todo debe definir a qué va a jugar. Implantar un estilo. Un Bernabéu ilusionado, casi lleno pese a ser una calurosa noche de finales de agosto, dio la bienvenida a las nuevas caras del Real Madrid. Sergio Canales, Pedro León -los más ovacionados- Carvalho, Khedira, Di María y Özil. Aunque la estrella es Mourinho. Cuando sonó su nombre por megafonía el estadio tronó. Dominó el Real Madrid a un Peñarol bien colocado sobre el terreno de juego y respaldado en la grada por numerosos charrúas, pero no encontró el camino al gol. Y eso que comenzó el partido con un disparo de Xabi Alonso desde la frontal repelido por el palo (m.3) y un tanto anulado a Gonzalo Higuaín por rematar en fuera de juego un centro desde el costado izquierdo de Marcelo. Los trazos de Mourinho se dejaron ver con la elección de “Lass” Diarra como lateral derecho, la apuesta por dos medias puntas juntos -Canales y Özil- y la presencia de Cristiano Ronaldo pegado a banda. Pero el Real Madrid sigue jugando, de momento, a impulsos. Con el nuevo 7, dejado por Raúl González, como máxima expresión. Cristiano Ronaldo es la referencia, para lo bueno y lo malo. Lo mismo deja una jugada repleta de gestos de calidad y detalles técnicos al alcance de muy pocos en el mundo, como se enzarza en guerras absurdas. Con ese factor no contaba Mourinho, que tendrá que corregirlo. En un amistoso, enfadado por dos decisiones arbitrales, tuvo que ir al vestuario antes de tiempo por dos entradas a destiempo. Son esos momentos en los que nada le calma.

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